Adiós a las Jornadas de Uso del Espacio Público
Comunicado de despedida a las Jornadas de Uso del Espacio Público:
" Siempre hemos mantenido que triunfar con las Jornadas de Uso del Espacio Público era muy sencillo, pues se trataba tan sólo de escuchar a un barrio, reflejo de tantos y tantos otros, paradigma de la ciudad contemporánea y de la proyección en ésta del neoliberalismo más corrosivo y retorcido. Esta facilidad con la que obtener óptimos resultados hace que no debamos dejarnos llevar por éstos a la hora de evaluar todo un proceso del que el resultado es tan sólo uno de sus momentos. Así, no podíamos caer en las autofelicitaciones y en la falta de autocrítica. Analizar, cuestionar, hacer autocrítica y reconocer de igual modo tanto los aciertos como los errores, sin ponerlos en una balanza, deben formar parte de la base de cualquier grupo que quiera sobrevivir. Haciendo públicos estos análisis, además, no buscamos únicamente el fortalecimiento de nuestro grupo, sino que pretendemos colaborar en un proceso de aprendizaje común y que el fortalecimiento, por tanto, también sea comunitario.
Esto, por tanto, debe entenderse sin dudas dentro de las contribuciones al bien común, alejándonos también así de la cultura capitalista neoliberal que nos obliga a mostrarnos siempre fuertes, sin fisura alguna, pues para esta cultura sólo los fuertes pueden y deben vencer, aunque esa fortaleza se base en la apariencia y a costa de engaños y ventas de humo de soluciones mágicas que sabemos que no existen. Nosotras/os no creemos en la victoria del más fuerte y por ello trabajamos en pos del apoyo mutuo, entendiendo que a través de él ganamos todas y todos.
Al igual que con la organización de las Jornadas de Uso del Espacio Público, con la decisión de dar por finalizada esta hermosa aventura en el formato que la conocemos y hacer públicas estas reflexiones, nuestra intención ha sido siempre la de contribuir al debate sobre el modelo de ciudad, sobre las necesidades de quienes habitan respecto a donde habitan, debate del que la ciudadanía ha quedado excluída, siendo no sujeto de decisión, sino objeto de recepción, y teniendo que aceptar las transformaciones impuestas por ciertos poderes políticos y econónimos siempre tan alejados de ésta. De igual modo, entendemos el debate no como una competición que se deba ganar, sino como un ejercicio que nos ayude a crecer como sociedad. Así, deseamos que la organización de las Jornadas de Uso del Espacio Público y estas reflexiones sean tenidas en cuenta como nuestra aportación al mismo.
Seguramente, la decisión de no dar vida a una tercera edición de nuestras jornadas no sea muy popular, pues hemos de reconocer que éstas han sido un producto que se ha vendido muy bien. Y en esto radica uno de los principales problemas: ser un producto no estaba (ni está) entre los objetivos que nos poníamos con estas Jornadas, y en estas dos ediciones hemos tenido la sensación de que se convertían en un objeto de consumo, alternativo, sí, pero objeto para consumir a fin de cuentas. Y es que, tal como ya hemos repetido, buscábamos abrir un debate sobre el uso que hacemos del espacio público al que se sumaran cada vez más personas dispuestas a discutir el relato oficial de nuestra ciudad (y de tantas otras) y no adquirir consumidores y consumidoras felices. Para nada esto debe ser entendido como una crítica a quienes han participado de estas dos ediciones y a quienes estamos tan agradecidas y agradecidos, sino como una crítica a nuestro no haber sabido transmitir la idea principal de nuestro trabajo.
Todo esto debe hacernos conscientes también de que en Jerez existe la necesidad de más actividades con el mismo formato de las ediciones pasadas de las Jornadas de Uso del Espacio Público, pues las muestras de agradecimiento y las felicitaciones de todas las personas que han acudido a ambas convocatorias así lo demuestran. Sin embargo, tal como ya hemos dicho, ése no es el trabajo que desde el Arrabal de San Miguel nos propusimos con estas jornadas, sino que esto corresponde a otro tipo de objetivos, además de ser ya de un volumen inabarcable para nuestro pequeño colectivo.
Por otro lado, estas reflexiones nos han llevado a hacer un análisis conceptual de lo hasta ahora realizado, con una conclusión bastante clara: el uso del espacio público debe ser un uso cotidiano, espontáneo y natural, y no reducirse a una cita anual organizada durante meses de trabajo. El Arrabal de San Miguel no viene a sustituir o criticar las deficiencias del Ayuntamiento en cuanto a las actividades realizadas en un barrio concreto de la ciudad, no queremos que nadie espere a que, en lugar del Ayuntamiento, seamos nosotras y nosotros los que organicemos una serie de actividades para que la gente salga a la calle. No. Volvemos a repetir: el Arrabal de San Miguel pretendía poner sobre la mesa la cuestión de qué uso estamos haciendo del espacio público y, a partir de ahí, empezar a construir un relato coral en el que cada cual se hiciera cargo de su responsabilidad como persona constructora de su ciudad. Las Jornadas debieron ser entendidas como dos hitos que unen un camino, pero nos olvidamos del camino y, sin éste, no existen los hitos. Si el uso del espacio público se hace espontáneo y cotidiano, pueden existir actividades puntuales a modo de celebración que nos recuerden lo logrado o que colaboren a seguir logrando, pero no tiene sentido que sigamos celebrando un objetivo que no logramos por la senda tomada.
Es por ello que seguiremos trabajando en la búsqueda de la recuperación de espacios de encuentro para los vecinos y las vecinas de nuestros barrios, lugares en los que compartir y en los que las relaciones entre las personas que habitamos nuestra ciudad no se vean mediadas por la privatización y el consumo. El centro se ha convertido en una inacabable terraza de bar y pocos espacios quedan en los que podamos reunirnos si no es mediante el consumo, temiéndonos que confiar la recuperación de la ciudad y de su centro histórico al turismo y a la hostelería acabé por despoblar el centro de sus pobladores autóctonos. Hemos visto cómo poco a poco se han eliminado el resto de opciones y la relaciones en el espacio público están practicamente monopolizadas por las citadas terrazas de bares no en una relación de convivencia con los vecinos y las vecinas, sino más bien de imposición. Y esta misma sensación es la que más nos ha removido este año con la segunda edición de las Jornadas de Uso del Espacio Público: hemos sentido que invadíamos nuestro propio barrio durante un fin de semana sin que hubiese una verdadera conexión con nuestros vecinos y nuestras vecinas.
En definitiva, este adiós a las Jornadas de Uso del Espacio Público no es un adiós a nuestros objetivos, sino una excursión por nuevos caminos, en busca de esa cotidianidad y espontaneidad sencillas que pensamos deben marcar ese uso de nuestras calles y plazas en el que todas las personas nos debemos hacer responsables de cada paso que damos por ellas, sin esperar a que nadie nos guíe de la mano. Y quién sabe, quizás, dentro de un año nos veamos celebrando que hemos vuelto a tomar las calles, pero eso será ya otra historia.
¡Recupera la calle! ¡Recupera la vida! "